lunes, 22 de noviembre de 2010

MEXICO CONTEMPORANEO

MEXICO CONTEMPORANEO
La inseguridad constituye uno de los grandes problemas de México. Se manifiesta en dos formas: la inseguridad que vive la población, afectada por el aumento de los delitos, y el auge del narcotráfico, que se explica por la incorporación de México a la ruta de la cocaína proveniente de Colombia con destino a Estados Unidos. Esto se manifiesta diariamente en una creciente violencia, concentrada en los enfrentamientos entre organizaciones criminales y entre estas y las fuerzas de seguridad. El artículo argumenta que, aunque no puede hablarse de México como un «Estado fallido», las estructuras de seguridad, inteligencia y justicia se encuentran sobrepasadas y corrompidas, y es necesario encarar prontamente su reforma si se quiere enfrentar el problema.
El economista Joseph Stiglitz (premio Nóbel del 2001), afirma que después de más de una década de la implantación de políticas neoliberales en América Latina se ha demostrado que el modelo fracasó en una de sus tesis principales: generar un mayor crecimiento económico, pero los que sí han resultado beneficiados son, para variar, los más ricos. Los países de esta región, en mayor o menor medida, han adoptado lo que dictan el Fondo Monetario Internacional y Washington, que son -entre otras cositas- la liberalización comercial, la liberalización de los mercados (incluido el de capitales), la privatización y la disciplina fiscal.
El caso más crítico de lo anterior es el que nos ofrece Argentina, que curiosamente es el país que más ha seguido al pie de la letra "las recomendaciones" citadas. El eje prioritario del experimento argentino fue el de la conversión uno a uno con el dólar, pero esta paridad sólo es sostenible si la productividad de la economía argentina crece a la par que la de Estados Unidos y de la del resto de los países desarrollados. Como era de esperarse esto no podía ocurrir y sus exportaciones cayeron estrepitosamente, arrastrando la caída del flujo monetario, lo que ocasionó una parálisis casi total de la economía y aumentando, por si fuera poco, su deuda externa. Asimismo, se incrementaron las ya altas tasas de impuestos, colapsando los ingresos fiscales y ocasionando una fuga de capitales muy importante que se dirigió hacia Brasil y México, principalmente.
Un aspecto clave que hay que resaltar es que Argentina se deshizo de sus empresas públicas y ahora resulta verdaderamente imposible que pueda hacer frente a la crisis, ya que sus ingresos son mucho menores a sus compromisos internos y externos, como es el pago del servicio de la deuda.
La pregunta que ha surgido en los últimos tiempos es si la economía mexicana puede presentar una situación como la que vive Argentina. El Secretario de Hacienda, Gil Díaz, asegura que por falta de una disciplina fiscal y control de la administración fiscal esto puede suceder, pero para que esto sea posible se requiere la coexistencia de muchos factores económicos, como el tipo de cambio, la ausencia de activos públicos y la deuda.
El tipo de cambio en México no es fijo y no está a la par del dólar, por lo que el control de la inflación en nuestro país puede llevarse a cabo precisamente por esta flexibilidad. Todavía nos quedan importantes activos sin privatizar como son los referidos a PEMEX y la electricidad. Respecto a la deuda pública, su monto y distribución aquí es financiable a diferencia del país sureño.
Lo anterior no indica que la situación económica de México esté libre de contagio de la de Argentina o Brasil, ni tampoco que podamos lograr crecimientos sostenidos del producto interno bruto (PIB) o mantener la estabilidad macroeconómica; pero las afirmaciones de Gil Díaz apuntan a que se está presionando para que se lleve a cabo una verdadera reforma fiscal integral, que todos sabemos es necesaria, debido a que nuestro sistema tributario tiene una de las más bajas capacidades recaudatorias del mundo.
Es importante que para disminuir la vulnerabilidad de la economía mexicana debe existir una mejor relación entre los poderes Ejecutivo y Legislativo, incrementándose así, tanto la confianza interna, como externa de los inversionistas y de la población en su conjunto.

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